con las tiazolidinedionas rosiglitazona y pioglitazona se ha puesto a disposición en muchos países una nueva modalidad de tratamiento para la diabetes tipo 2. Como monoterapia, la glucosa en sangre en ayunas y la hemoglobina glucosilada (HbA1c), en promedio, pueden mejorarse en aproximadamente 40 mg/dl y casi 1%, respectivamente. En combinación con otros agentes, su eficacia es aditiva., Las tiazolidindionas reducen la resistencia a la insulina no solo en la diabetes tipo 2, sino también en condiciones no diabéticas asociadas con la resistencia a la insulina, como la obesidad. El mecanismo de acción implica la unión al receptor activado por proliferador de peroxisomas (PPAR)gamma, un factor de transcripción que regula la expresión de genes específicos, especialmente en las células grasas, pero también en otros tejidos. Es probable que las tiazolidindionas actúen principalmente en el tejido adiposo donde el PPARgamma se expresa predominantemente., Se ha demostrado que las tiazolidindionas interfieren con la expresión y liberación de mediadores de la resistencia a la insulina que se originan en el tejido adiposo (por ejemplo, ácidos grasos libres, adipocitoquinas como el factor de necrosis tumoral alfa, resistina, adiponectina) de una manera que resulta en una mejora neta de la sensibilidad a la insulina (es decir, en el músculo y el hígado). Sin embargo, no se puede excluir un efecto molecular directo en el músculo esquelético. La interferencia con la transcripción conlleva un riesgo potencial de efectos secundarios, que aún no se puede evaluar definitivamente., Por ejemplo, la estimulación in vitro de la diferenciación adipogénica puede ser la base de la observación clínica del aumento de peso. Teóricamente, esto puede resultar contraproducente a largo plazo. Sin embargo, no hay pruebas suficientes de seres humanos en este momento, especialmente no hay datos a largo plazo, para permitir una declaración concluyente. Por otro lado, la hepatotoxicidad observada con troglitazona no parece mediada por PPARgamma, sino secundaria a metabolitos tóxicos. En base a las diferencias en el metabolismo de los medicamentos, es relativamente poco probable que este problema ocurra con rosiglitazona o pioglitazona., Inexplicable pero no sin importancia es la propensión a la retención de líquidos. En resumen, con las tiazolidindionas está disponible un nuevo concepto para el tratamiento de la resistencia a la insulina que en teoría también podría usarse para la prevención de la diabetes tipo 2. Los datos a largo plazo son indispensables para una evaluación final de la relación riesgo-beneficio de estas sustancias.